Juan Carlos Onetti,
escritor uruguayo, nacido en Montevideo el 1 de julio de 1909 y fallecido en
Madrid, el 30 de mayo de 1994. Gran narrador de historias breves en las que
revela la inolcultable influencia de William Faulkner. Esta vez, sólo quiero
transcribir lo que dice la voz narradora en su relato “El pozo” sobre la
incredulidad.
“-Incrédulo- le hubiera
dicho el enfermero si el enfermero fuera capaz de comprender-. Incrédulo –me estuve
repitiendo aquella noche, a solas. Esto es; exactamente incrédulo, de una
incredulidad que ha ido segregando él mismo, por la atroz resolución de no mentirse.
Y dentro de la incredulidad, una desesperación contenida sin esfuerzo,
limitada, espontáneamente, con pureza, a la causa que la hizo nacer y la
alimenta, una desesperación a la que está ya acostumbrado, que conoce de
memoria. No es que crea imposible curarse, sino que no cree en el valor, en la
trascendencia de curarse.” (Juan Carlos
Onetti, “El pozo” en Novelas breves, Buenos
Aires: Eterna Cadencia 2012, p. 51).
Difícil describir con
tanta profundidad la incredulidad en la vida de una persona. Una incredulidad,
pura, no mezclada, absoluta, que la persona va segregando diaria,
pacientemente. Y que deriva en no querer siquiera ser curado. Como el personaje
del evangelio de San Juan al que Jesús le pregunta: “¿Quieres ser sano?” (Jn.
5.6 ). Porque pareciera que el ser humano enfermo, se habitúa tanto a ese estado,
que no quiera salir de él. Se acostumbra a la incredulidad y no quiere salir de
ella.
Alberto
F. Roldán
Sydney,
15 de julio de 2014
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