“En años pasados no le dábamos gran importancia al
Cristo de los Evangelios, el que plantó su tabernáculo entre los seres humanos,
para vivir entre ellos en plenitud de gracia y de verdad. Lo contemplábamos en
la gloria de los cielos, no tanto en la gloria del pesebre y de la carpintería
de Nazaret. Muy poco o ninguna atención le dábamos a las implicaciones sociales
y políticas del conflicto de Jesús con los líderes religiosos de su pueblo.
Tampoco subrayábamos como debiéramos que Jesús mismo era un signo de contradicción
para los que vivían hambrientos de poder terrenal y que estaban dispuestos a
recurrir aun a la violencia física, brutal, para conquistarlo y mantenerlo. No
nos atrevíamos a decir que si bien es cierto que Él vino a salvar lo que se
había perdido, y que en esta búsqueda amorosa y salvífica no hizo acepción de
personas, ni de clases sociales, es innegable que nació, vivió y murió en profunda
pobreza y asumió la causa de los pobres, los pobres de espíritu y los pobres
en cuanto a los bienes de este mundo. Tampoco insistíamos en que las enseñanzas
de Jesús encierran simientes generosas y potentes, capaces de producir aquí y
ahora grandes transformaciones sociales. Generalmente hablando, nuestro Cristo
era un Cristo descarnado para almas descarnadas. Buscábamos la salvación de las
“almas”, aparte de los cuerpos, sin pensar que la palabra alma puede significar también la totalidad del ser humano. (…)
La cristología liberacionista está haciendo mella,
directa o indirectamente, en el pensamiento evangélico latinoamericano. En
cierto modo esto es positivo. Nos está empujado a estudiar con denuedo y
entusiasmo la persona de Cristo no tan sólo en los manuales de la teología
tradicional, sino especialmente en las Sagradas Escrituras. También nos ha
hecho pensar con mayor interés que antes en la urgente necesidad de formular
una cristología que responda primordialmente a nuestra realidad cultural y
social.”
Emilio Antonio Núñez, Teología de la liberación. Una perspectiva evangélica, Miami:
Caribe, 1986, pp. 222-223.
Como un humilde homenaje al gran maestro, transcribí
estos párrafos que muestran de manera elocuente la forma en que don Antonio
pensaba la cristología. Reconoce que la cristología de la liberación nos insta
a repensar a Jesús de Nazaret, como el Cristo y pasar de una cristología doceta
a una cristología plenamente humana: “El Verbo fue hecho carne” (sarx). Emilio recepciona esa cristología
humana que, en el título insuperable de Jon Sobrino es Jesús en América Latina. Su apertura a repensar la teología es de
tal grado, que reconoce que esta nueva mirada a Jesús de Nazaret nos empuja a
estudiar con valentía y entusiasmo a la persona y obra de Jesucristo ya que es
urgente formular una cristología para la realidad cultural y social de nuestros
pueblos latinoamericanos.
Finalmente, como si fuera un antídoto teológico,
Emilio critica elíptica y proféticamente la “teología de la prosperidad” que
vendría después y que está en las antípodas del Jesús del Evangelio, el Cristo
obrero, el Cristo carpintero, pobre entre los pobres tanto “en el espíritu”
como en el cuerpo de los desclasados. Ahora me doy cuenta cuánto me aportó
Emilio para mi tesis doctoral que luego elaboraría en la Argentina y que
critica las cristologías docetas que hacen de Jesucristo una especie de remedo
de lo humano pero que eclipsan esa humanidad exaltando su divinidad.
¡Gracias maestro por su inconmensurable aporte a mi
formación teológica! ¡Sus obras le siguen!
Las fotos ilustran la visita que el Dr. Emilio
Antonio Núñez hizo a Bahía Blanca. Fue en noviembre de 1980 en ocasión de su participación en el programa pastoral LOGOI que luego fue FLET y ahora es FIET. A él
le debo también la espontánea recomendación que hizo de mi persona cuando ese
programa buscaba a alguien que podría implementarlo en la Argentina. No dudé y,
apenas me invitaron, dejé todo para seguir ese camino que, a lo largo del
tiempo, fue de enorme bendición para el pueblo de Dios en América Latina.
Fotos: El Dr. Emilio Antonio Núñez, predicando en la Primera Iglesia Bautista de Bahía Blanca, compartiendo un "desayuno teológico", luego con toda mi familia en el Instituto Bíblico Bahía Blanca y, finalmente, saboreando un buen mate amargo.
Alberto
F. Roldán
Ramos
Mejía, 17 de enero de 2015
Os dejo enlace a mi blog, que quizá os pueda interesar:
ResponderEliminarhttp://teologiaenactualidad.blogspot.com.es/
Os dejo enlace a mi blog que versa sobre la actualidad en bibliografía teológica de última hora. Os puede servir de gran ayuda.
ResponderEliminarhttp://teologiaenactualidad.blogspot.com.es/