miércoles, 4 de abril de 2012

Cristo y el pecado original de América


Cuadro de Salvador Dalí







¿No apareció Cristo para lavar al mundo del pecado original? ¿No había transfigurado Cristo para siempre la horrorosa visión de la muerte que paralizó al hombre en el instante en que se irguió sobre su estado prehumano? ¿No dijo que había vencido al mundo y espiritualizado a la muerte? Y sin embargo en América volvió a repetirse la caída de la tremenda maza del mundo y la muerte sobre el hombre. El mundo volvió a alzarse como algo indominable e incomprensible, ante lo cual de nada servían los mecanismos materiales y las actitudes espirituales traídas desde los orígenes. La muerte volvió a mostrarse desnuda y sin atenuantes en la normal, indiferente caducidad provocada por el rodar de ese mundo indomado, y mostró también el rostro de un Dios que no era el dulce y humanizado que había logrado grabar Cristo en las almas.

Héctor A. Murena, El pecado original de América, Buenos Aires: Sudamericana, 1965, p. 218

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