“Una teología de la debilidad es una teología de la
autorización divina. No es una teología para personas sin carácter, sino una
teología para hombres y mujeres que afirman el poder del amor que los libera
del miedo y los capacita para poner su luz en las lámparas y llevar a cabo el
trabajo del reino.
Sí, somos pobres, mansos, lloramos, tenemos hambre y
sed de justicia, somos misericordiosos, limpios de corazón, buscamos la paz y
nos vemos siempre perseguidos por un mundo hostil. Pero no carecemos de
personalidad, no somos felpudos. El reino de los cielos es nuestro, la tierra
es nuestra herencia. Recibimos consuelo, nos hartamos, sentimos la misericordia,
se nos reconoce como hijos de Dios y…vemos a Dios. Eso es poder, el auténtico
poder, el poder que viene de lo alto.” (Senderos
de vida y del Espíritu, p. 35).
Estas palabras del místico cristiano Henri Nouwen
sirven como cierre del año 2015 y la apertura del nuevo año 2016. Los
cristianos trabajamos para expandir el reino de los cielos en la tierra.
Debemos saber y reconocer que somos débiles. Desarrollar una teología de la
debilidad implica ese reconocimiento y, a la vez, la confianza plena en que
todo el poder para predicar y expandir ese reino viene de Dios. Admitamos
nuestra pobreza, nuestra hambre y sed de justicia, busquemos un corazón limpio,
trabajemos por la paz sabiendo que todo el poder que necesitamos para vivir el
nuevo año agradando a Dios, viene de Él y sólo de Él. A su nombre: ¡GLORIA
ahora y siempre!
Que en este nuevo año el Dios de toda gracia te
sorprenda día a día con nuevas bendiciones.
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