sábado, 6 de diciembre de 2014

Venga a nosotros tu Reino






Nos evadimos del mundo o estamos secularizados; lo que significa, en todo caso, que ya no creemos en el reino de Dios. Somos enemigos de la tierra porque quisiéramos ser mejores que ella, o somos enemigos de Dios porque nos roba la tierra, nuestra madre. Huimos del poder de la tierra o nos aferramos a él, rígidos e inamovibles.
Sin embargo, no somos caminantes que aman la tierra que nos sustenta sólo porque a través de ella se acercan al país remoto que anhelan por encima de todo… si no, no caminarían. En el reino de Dios sólo puede creer quien camina amando simultáneamente a la tierra y a Dios. […]
Dios quiere ser honrado por nosotros en la tierra, quiere ser honrado en el hermano, no en otra parte. El hace descender su reino sobre el campo maldito. Si abrimos los ojos nos haremos sencillos y le obedeceremos aquí. “¡Venid benditos de mi Padre, entrad en posesión del reino!” Esto sólo lo dirá el Señor a quienes haya dicho: “Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber. Cuanto hicisteis con cada uno de estos mis hermanos más pequeñuelos conmigo lo hicisteis” (Mt. 25, 34-40).
Dietrich Bonhoeffer, “Venga a nosotros tu Reino”, en Creer y vivir, Salamanca: Sígueme, 1974, pp. 101 y 114.


Esta cita del texto de Bonhoeffer es una muestra del eje de toda su teología: una teología para el mundo y en el mundo. El Reino de Dios debe venir a la tierra. Significa honrar a Dios en la tierra. Implica compromiso con el prójimo. Es una teología concreta, humana y terrena. Entramos al Reino en la obediencia concreta al mandamiento de Dios en Cristo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. No es otra la esencia de la fe judeocristiana. Creo que este puede ser un mensaje muy adecuado para esta época de Adviento. Paz y bendición para todos los lectores.
Ilustraciones: Casa de Dietrich Bonhoeffer y retrato del teólogo luterano.
Alberto F. Roldán

Ramos Mejía, 6 de diciembre de 2014

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