martes, 14 de febrero de 2012

Albert Schweitzer y el sentido de lo humanitario


“Nadie en el mundo podría hoy considerar al Premio de la Paz como recompensa de un acto suyo evidente; aquel que recibe esta alta distinción, debe sólo aceptarla como aliento de su futura labor, en pro de la idea de la paz, bajo el signo de la sencillez y de la humildad. Creo ser fiel al pensamiento que os ha inspirado, al proponeros que nos detengamos un momento a considerar el camino que nos queda por recorrer para llegar a la paz, y cuáles son nuestras posibilidades presentes de llegar a esa meta deseada.
Esto lo hago en momentos en que, en todas partes del mundo, impera la angustia en los corazones que anhelan la paz; en momentos en que se juega el destino de la humanidad. ¿Y cuál es la causa de esa angustia que nos oprime? Su causa es el poder que los progresos de la ciencia y de la técnica han puesto en manos del hombre. […]
Ese poder constituye su grandeza y su miseria al mismo tiempo. Porque gracias a ese poder las naciones se temen entre sí con un terror que nada consigue disipar, y ninguna pueda decir de la otra que jamás se verá obligada a recurrir a ese poder tremendo para defenderse, como ya tuvieron que emplearlo durante las dos guerras precedentes. Ese poder puede condenarnos a todos a perder nuestra condición de hombres; ya nos ha condenado, en realidad. […]
El sentido humanitario es el logro más elevado que ha sido dado y que será dado al conocimiento de todo ser pensante. Ese sentido de la humanidad lo encontramos en todos los grandes pensadores del pasado. Donde quiera encontremos la idea de la compasión y del amor, encontramos el sentido de la humanidad. El sentido humanitario es justamente el sentido que corresponde al hombre, en su calidad de ser superior, que se encuentra por encima de todas las criaturas del mundo.”

Albert Schweitzer. Discurso pronunciado en ocasión de la entrega del Premio de la Paz ofrecido por el Gremio Editorial Alemán el 16 de setiembre de 1951 en la Iglesia de San Pablo, de Francfort. Tomado del libro de Schweitzer, El camino hacia ti mismo, Buenos Aires: Sur, 1958, pp. 209-210.
Albert Schewitzer, hombre de múltiples intereses. Fue teólogo, médico, músico y filántropo. Siendo un médico brillante se fue a vivir a Lambaré, África, para fundar un hospital para enfermos de lepra. Por su notable obra filantrópica, recibió el Premio Nobel de la Paz. Algunos lo consideran un pionero de los temas de la ecología ya que definió a la ética como el respeto hacia todo lo que tiene vida. Responsabilidad que hoy se ha incrementado tanto –decía– que carece de límites.

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