Muchas personas al estilo de las que faltaban en la
comunidad de Corinto, y cuya falta le proporcionó a Pablo un argumento,
pertenecen hoy día a la Iglesia. No raras veces la Iglesia se gloría en ellos.
¿Dónde aparece ahora de la cruz? Esa locura se muestra únicamente en la manera
en que los cristianos y la Iglesia viven y proclaman la cruz. La cruz es
siempre la protesta contra toda “acomodación”, que –de manera secreta o manifiesta-
es algo distinto de una sincera solidaridad con el hombre en su situación
concreta, y que, en vez de ello, quiere acomodarse precisamente a la manera en
que “se” piensa y “se” actúa. La cruz es siempre la rectificación de aquella
decisión previa que exige de la proclamación cristiana que se predique a un
Dios oculto tras los enigmas y las “locuras”
y que en caso contrario rehúsa la fe. La locura de la cruz- o precisamente el
ocultamiento de la misma- aparece principalmente en la manera en que la
Iglesia, los cristianos, se relacionan con el poder que la historia les ha confiado: ¿dónde se sitúan cuando
acuden en ayuda con ese poder? ¿con quién o con qué se asocian? La locura de la
cruz puede volver a hacerse con gran rapidez muy aguda. ¿Resistirá la Iglesia,
resistirán los cristianos, la crítica de ese capítulo de la carta paulina?
Otto Hermann Pesch, La muerte de sus, nuestra vida, Salamanca: Sígueme, 1992, pp.- 49-50.
Teólogo católico alemán. Fue profesor de teología sistemática en la Universidad
Católica de Hamburgo.
Aquí reflexiona sobre el notable texto paulino de 1
Corintios 1.18ss. donde el apóstol enfrenta a la filosofía (sophia) griega, para la cual el kerigma
cristiano de la cruz era una verdadera locura. Nos hace pensar en los desafíos
que la cruz de Cristo implica para nosotros hoy, sobre todo, pienso, en las
desviaciones de falsos evangelios que eluden la cruz como el centro de su
mensaje y la sustituyen por recetas mágicas centradas en un individualismo
enfermizo y la búsqueda febril de prestigio y poder. Por eso la pregunta de
Hermann Pesch es muy oportuna: nos hace pensar y evaluar si los cristianos
resistiremos esas insinuaciones o seguiremos al Crucificado con todo lo que
ello implica.
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